martes, 19 de noviembre de 2013

TRANSITANDO LA EDUCACIÓN Y LA ÉTICA DESDE LA PERSPECTIVA DE LA COMPLEJIDAD

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

ÁREA DE POSTGRADO

RED DE INVESTIGACIÓN DE TECNOLOGÍA Y CIENCIA

POSTDOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

SEMINARIO: ÉTICA Y VALORES EN LA EDUCACIÓN

TRANSITANDO LA EDUCACIÓN Y LA ÉTICA DESDE LA PERSPECTIVA DE LA COMPLEJIDAD
Transformar la especie humana en verdadera humanidad se vuelve el objetivo fundamental y global de toda educación, aspirando no solo al progreso sino a la supervivencia de la humanidad. La conciencia de nuestra humanidad en esta era planetaria nos debería conducir
a una solidaridad y a una conmiseración recíproca del uno para el otro, de todos para todos. La educación del futuro deberá aprender una ética de la comprensión planetaria.

Edgar Morín.
Aborda el pensamiento complejo es hablar de Edgar Morín, es decir del propulsor de una nueva manera de “pensar” desde la complejidad, quien después de una larga búsqueda en el mundo de la ciencia, de la filosofía, de la antropología y de la sociología, logra descubrir que su ensamblaje discursivo está orientado por el pensamiento complejo, lo que según el autor, es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y zares que constituyen nuestro mundo fenoménico.

Desde este contexto el autor expresa que la epistemología de la complejidad propone una retroactiva reforma del pensamiento, es decir, considera la integración de contextos diferentes que proporcionan la integralidad de los saberes. Así pues, considera que es necesario reformar el saber, hacerlo polifacético, interdisciplinario y transdisciplinario.

Articulado con este discurso, la autora visualiza la educación considerando la reflexión epistemológica, generada de un minucioso análisis acerca del pensamiento complejo a partir de diferentes disciplinas que intervienen en el estudio del objeto del conocimiento.

En este sentido, la autora resignifica la educación como un proceso donde intervienen elementos interactuante, los cuales generan formas de pensar y de actuar dentro de una sociedad. Esta resignificación permite develar una cosmovisión del mundo circundante, permitiendo al individuo con el entorno donde se relaciona con los fenómenos o eventos, determinado de esta manera que toda realidad es un sistema por la sinergia demostrada.

Partiendo de esta multidimensional, la educación brinda la comprensión de la realidad o los fenómenos desde otras perspectivas teniendo claro que son contextos donde reina la incertidumbre, orden y desorden, que el desequilibrio es permanente, que todo es asimétrico, que las causas y los efectos presentan relaciones complicadas. Es decir, la educación vista desde el paradigma de la complejidad debe caracterizarse por la no linealidad; es por ello, que se presenta bajo el enfoque complejo-dialógico.

Este panorama contextual, permite a manera de comprender a la educación desde el pensamiento complejo, incorporar la visión de Freire (2005), el cual devela una postura coincidente con este enfoque paradigmático, al manifestar que la raíz de la educación parte de su carácter histórico y de la historicidad de los hombres inacabados, incluso. En este sentido, define a la educación, “…como una manifestación exclusiva de los humanos y en constante permanencia en razón de la in conclusión de los hombres y del devenir de la realidad”. (p.97).

Lo expuesto induce a pensar sobre la relación que existe entre el individuo y la sociedad y a su vez se visualiza el bucle recursivo que conforman estos con la cultura. Es decir la interacción entre los individuos constituye la sociedad y esta retroactúa sobre los individuos a través de la cultura. Al respecto, Morín (2000), expresa: “La educación del futuro deberá ser una enseñanza primaria y universal centrada en la condición humana. Estamos en la Era Planetaria…”. (p.51). Asimismo, expone que los humanos deben reconocerse en su esencia, y a la vez, recordar la diversidad cultural que va intrínseca en todo ser humano” (p.58).

Complementando lo expuesto, es interesante destacar la importancia de valorar al sujeto como un ente pensante, capaz de auto-organizarse y dialogar con el objeto. Entendiendo que sin sujeto no existe objeto, pues este producto de la relación dialógica que mantiene constantemente el hombre con su entorno.

Desde este contexto epistémico, es importante acotar que el pensamiento complejo no busca eliminar la certidumbre para reemplazarla por la incertidumbre, entre lo elemental y lo general, entre lo separable y lo inseparable. En este sentido este paradigma no pretende desechar los principios de la ciencia clásica (orden, separabilidad y lógica) sino de integrarlos en un esquema más vasto; en este orden tampoco tiene la intencionalidad de oposición a un holismo global y vacío a un reduccionismo sistemático. Es decir, se trata de vincular lo concreto de las partes a la totalidad.

Considerando lo expuesto, el pensamiento complejo, articula los principios de orden y desorden, de separación y de unión, de autonomía y dependencia que son a la vez complementarios, competidores y antagónicos, en el seno del universo. Es de hacer notar, que si este enfoque paradigmático, no es lo opuesto al pensamiento simplificante, sino que busca integrarlo; es así, como este paradigma simplicidad coadyuva a separar y reducir, en contraposición del pensamiento complejo que busca reunir sin dejar de distinguir.

Autora: Dra. Issa González
Facilitador: Dr. Gustavo Ruíz

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